Diario de una mosca blanca en un huerto urbano

Autor de la FOTO: Luis Miguel Bugallo Sánchez

Me llamo  Richarta y vivo en un huerto urbano. Soy una mosca blanca, vine a la ciudad en busca de entornos para vivir más saludables pues en el campo todo esta tan industrializado que nuestra esperanza de vida se  ha reducido drásticamente debido a los insecticidas, plaguicidas, fungicidas, da igual que se suponga que ninguno de esos productos afecte a mi especie de una manera directa, al final caes aunque solo sea por alguna avalancha de polvo blanco, además si no es por este motivo, las plagas de insectos no autóctonos, organizadas en mafias, tampoco dejan vivir: que si este tomate no se toca que han pagado su protección, que si quieres vivir aquí tendrás que regurgitar un 30% para que se lo donemos a la organización… en fin, nunca he sido xenófobo, pero estos mosquitos tigres se están pasando…
Dicho y hecho me vine a la ciudad para buscar un huerto urbano, libre de productos químicos y gestionado por ecologistas urbanitas de los que prefieren tomarse un tomate picado a un trozo de plástico con muy buen aspecto… Como podréis imaginar no fue fácil tarea pero al final lo logré. Un ático en plena urbe, con fuente de agua reciclada que aportan una relajante banda sonora a mi vida. Tomates, lechugas, limones y coliflores con mejor sabor que aspecto me dan todo lo que necesito. Cuando llegue mi hora de criar, tengo a la vista un alambique en el que el agua estancada proporcionará todo lo que necesiten mis retoños. Como parte negativa, quizá el ruido de primera hora de la mañana, en la que estos humanos impacientes (impacientes por todo, por levantarse, por llegar pronto al trabajo, por acostarse) sólo saben increpar al prójimo con los pitos de sus carruajes, si bien es cierto que pasada esta franja horaria todo vuelve a ser más o menos tranquilo.

Comparto residencia con pulgones, tijeretas y alguna que otra mantis religiosa, he de decir que si se les da una oportunidad, tienen un trato exquisito, siempre y cuando no seas de su especie y del genero masculino, claro. Vivimos juntos pero no revueltos y, concretamente, en la tomatera donde me he instalado su considerable altura propicia que cada uno tenga su independencia, cosa que agradezco pues nunca he sido de conversaciones a gritos a través de las hojas, eso se lo dejo a las luciérnagas, que brillan con luz propia con tal de no perderse nada, incluso de noche, de la vida privada del resto de fauna.

Por lo demás mi día pasa entre descanso y descanso, intentado molestar al perro de la casa que hace algún intento de cazarme con el rabo y conversaciones relajadas con otros insectos al frescor de la artificial alberca. Todos vivimos sin las tensiones del campo, en la que cualquier mañana esperábamos la fumigación por parte del algún infernal artilugio. Vivir con ecologistas te da la ventaja de que sabes que no utilizaran productos químicos contigo.

Hablando de humanos, aquí viene uno supongo que a regar, uno de los momentos más placenteros del día pues todos los aromas se intensifican y entremezclan para crear un maravilloso y delicado perfume… Curioso, hoy trae un nuevo artilugio de plástico, con la forma de una pala de mano y completamente perforado por pequeños agujeros que me dejan ver a través de ella…

¡Viene hacia mi! no! no! NOOooo!!!, ¡¡¡¡Menudo ecologista de MIERR!!!!rrr….

Actualización I : Otro punto de vista por Fernando Plaza

Actualización II: Continuación de la historia por mi Padre, Francisco Moya:

La mosca Richarta es un ejemplar de los que podríamos llamar único: es lista y, sobre todo, bella; con ojos saltones y redondeados en los que geométricas divisiones reflejan la luz con diferentes irisaciones. En su pecho se nota la respiración casi perfecta que le da la juventud y su hálito es atractivo perfume. El abdomen, redondeado y cubierto por unas alas casi transparentes, dejan entrever sus encantos.

En fin, que no pasó desapercibida para un galante moscón, que tras una serie de vuelos, la dejó en estado de buena esperanza. Ella admitió las pretensiones de su admirador nada más que porque un instinto innato le decía que debía ser madre, no porque fuera mosca promiscua o le hubiese gustado tener pareja para toda la vida, pues ella se sabía ejemplar independiente.

Nuestra Richarta tenía experiencia en eso de evitar golpes con una liviana raqueta de las que se fabrican con mil agujeritos, – matamoscas,- porque los había esquivado en cocinas , peluquerías, salones…

El Urbanita tampoco era inexperto. Había desarrollado sus magníficas dotes de cazador, -sus instintos criminales,- desde que de pequeño cogía moscas, tanto si estaban aletargadas en la pared como si había que empuñarlas al vuelo, para darlas de comer a sus lagartijas y para estrujarlas entre papel para ver el dibujo que dejaba su sangre.

Sus reflejos eran temiles. Y su mortandad execrable. A veces, para conseguir su objetivo, daba saltos como los que dan los jugadores de tenis para pasar por encima de la red cuando ganan una partida. Así que al dirigirse hacia la mosca, con su entrenamiento y su saña, tomó el impulso acostumbrado y pensó añadir una muesca más en su panoplia insecticida.

Richarta quedó una centésima de segundo aterrorizada. Pero pensando que tenía que salvar su múltiple embarazo, tomando todas las fuerzas de las que le proveía su maternal instinto, cuando el urbanita estaba apunto de llegar con su mortal golpe, rapidísima, alzó el vuelo, y girando al lado opuesto de la mole destructora, dejó que la inercia hiciera su trabajo.

A los pocos segundos, un fuerte golpe proveniente de la calle, y el gemido de las ambulancias, le hicieron comprender el término del viaje. Y como no era rencorosa, con sus patas delanteras, se santigüó.

Y luego, ya se había costumbrado a bien vivir, y pensando en su descendencia, volvió al huerto ecológico porque tenía la obligación de depositar sus larvas en el mejor de los lugares.

¿ Continuará…..?

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9 comentarios en «Diario de una mosca blanca en un huerto urbano»

  1. Pablo, te estas superando a ti mismo… he de reconocer que me estás sorprendiendo y quizás te saque de mi lista de candidatos a caer a la primera de cambio

    salu2

  2. Sergio las secuelas van a estar jodidas por el final drástico, aunque siempre pudo ser un sueño de Antonio Resines…
    Pero para las precuelas puedo pensar en algo… Respecto a lo de Hollywood, es curioso, pero todavía no se han puesto en contacto conmigo :).

    Pedro me alegra que empieces a confiar en mí, quizá algún día, con tiempo, también yo confíe en tí.

  3. Como siempre Pablo nos logra sorprender, ni el mejor de los guiones sobre huertos urbanos nos podía haber dado una historia así. Engancha mucho y estoy deseando ver a la mosca Richarta en siguientes capítulos, eso si siempre relacionados con El Reto Blogger.

  4. Nunca hubiera esperado tanta originalidad a la hora de escribir sobre un huerto urbano.
    Estás sorprendiendo con tus historias en el Reto Blogger, todos recordamos la anterior «Preadicciones Tecnológicas (que no predicciones) «.
    Muchos nos hemos dedicado a documentarnos o dictaminar, y puede ser aburrido, pero alguna vez lo tendrás que hacer, porque no solo de historias fabulosas vive el hombre.

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