Hay una pregunta que me hago con frecuencia – ¿Cuando una persona esta a punto de morir y es consciente de ello cambiaría muchas cosas de su vida y pensará en que es lo siguiente?.

Lo que esta claro es que la sociedad ha cambiado mucho en este último siglo, desde la revolución industrial puede que en la historia no se haya producido cambios tan bruscos en tan poco tiempo de un modo tan globalizado. Estos cambios afectan, como es obvio, al pensamiento, al modo de vivir la vida, se ha pasado de intentar sobrevivir y cubrir las necesidades primarias a dar por hecho, a tomar por derecho esas necesidades y dar a paso a otras más secundarias en la piramide pero que podemos necesitar tanto o más que las primeras.

Hemos cambiado, algunos lo llamararían evolución, yo no creo que sea para tanto. Pero por mucho que nos creamos muy distintos de nuestros antepasados que hacian la guerra con piedras, creo que las preocupaciones en los momentos importantes no deben diferir mucho y las preguntas deben ser las mismas al final de nuestras vidas.

Esto me hace preguntarme si realmente «evolucionamos» en la dirección correcta, esta muy bien tener un movil, vivir en casa mucho más confortablemente que nuestros tatarabuelos, pero si las preguntas son las mismas ahora que hace siglos, algo debemos estar haciendo mal.

En física las preguntas no son las mismas, ahora se sabe mucho más que hace un siglo, lo mismo pasa con la medicina, pero no avanzamos en las preguntas finales. En esa que que intentan llenar el alma.

No pretendo sermonear con que el estilo de vida que llevamos es vacio y superficial, que también, simplemente creo que si tuviera que invertir las religiones son un valor seguro, y que cuando la desesperación llega a nuestras vidas es muy probable que no encontremos lo que buscamos en nada actual de nuestra sociedad super moderna y evolucionada. Es muy posible que volvamos a lo de siempre, a eso que nos promete un reconforte en el futuro, una permanencia infinita, un recuerdo, e incluso paz.

¿Quién da más?

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6 comentarios en «Religión, un valor seguro»

  1. Y es que seguimos siendo hombres y mujeres no tan distintos de nuestros padres o nuestros abuelos. Por mucho que nos empeñemos, las limitaciones del ser humano siguen siendo válidas, hasta la limitación de tener limitaciones…

  2. No lo tenía pensado, pero ya que insistis, os digo las reglas básicas:
    · Estructura piramidal
    · Derecho de pernada
    · Celivato absoluto para los miembros masculinos de la secta, excepto, claro está para el lider que… Uy!!! si soy yo!.

  3. Me apunto a la secta, siempre y cuando yo tambien pueda practicar el sexo a go-go..!!!!!
    Pero, ¿quien no pertenece a una secta o alguna vez lo ha hecho, de una u otra manera?, el hombre es social y gregario por naturaleza, y todos tendemos a formar parte de algo, y si aun encima nos dicen lo que hacer, pues mejor, nos quitamos el problema de pensar por nosotros mismos……..Por eso, haz lo que quieras, pero piensalo y decidelo TU!.

  4. Interesante entrada.

    Es cierto que el sentimiento religioso cubre los aspectos oscuros de la existencia reconfortando frente a lo desconocido, pero pienso que su contraposición, la angustia existencial (concepto tan divulgado y tan mal entendido), es positiva si se entiende como ‘cura’. Es decir, caer en la realidad, abandonar los recursos que nos proporcionan una falsa (así lo creo) sensación de seguridad, es la mejor forma de vivir. La angustia es consustancial con el ser humano como lo es cualquiera de las otras limitaciones que, por naturaleza, tenemos. Vamos, un modo de funcionamiento estándar.

    Por otro lado…esta secta a la que, por ahora, solo se apuntan hombres no me gusta nada. Vaya rollazo.

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